4.28.2009

Irregular Freemasonry in Spain. News from "Publico"

Pocos colectivos soportan peor prensa que la masonería. Una mala imagen que arrastran desde hace casi tres siglos, cuando se establecieron las primeras logias en Londres. Papas, reyes, emperadores y dictadores han tratado de acabar con ellos y con su imagen pública. En España, fueron uno de los colectivos que más sufrieron la represión franquista, lo que les valió una mención expresa en la Ley de la Memoria Histórica. En la actualidad, hay en España unos 4.500 masones en activo.

Los miembros de una de las logias más jóvenes, la Wolfgang Amadeus Mozart, han decidido ahora mostrarse al público tal y como son, y acabar con las acusaciones de secretismo. Dicen estar ilusionados con esta nueva etapa de apertura y, como ejemplo, anuncian su deseo de permitir el ingreso de las mujeres a partir de septiembre. También presumen de tener miembros con carné del PSOE, pero también del PP y de UPyD.

"Quéremos mostrar cuáles son nuestras ideas" 

Para explicarse, la logia presenta hoy una exposición de objetos centenarios en el Ateneo de Madrid y organiza un coloquio con importantes masones franceses. Están en Madrid para apoyar a sus hermanos en este paso decisivo.

"Queremos mostrar cómo trabajamos, cuáles son nuestras ideas", asegura Loick Gourdon, presidente de la Comisión Nacional de Laicidad del Gran Oriente de Francia. Allí son muy fuertes: sólo en su logia suman más de 50.000 miembros. En España, la misma organización integra sólo a 250.

Un primer paso

"Aquí, en España, la gente no sabe que Machado, Arturo Soria, Sagasta, Sorolla, Azaña o Blasco Ibáñez eran masones", reivindica Gourdon, mientras muestra una de las joyas de la exposición, una placa de hierro grabada en 1927 por Juan Gris, uno de los mejores artistas españoles del siglo XX, también masón.

La exposición es sólo el primer paso de una serie de gestos que van a realizar de ahora en adelante para ganar en proyección pública, para promocionarse en la sociedad.

¿Y buscar nuevos miembros? Imposible, ya que sus leyes prohíben expresamente realizar proselitismo. "No podemos llamar a la puerta de nadie, sólo abrir la nuestra al que nos busca", dice uno de los masones españoles, que prefiere que no se mencione su nombre. Quieren dejar atrás las sombras, pero seguirán siendo discretos.