Manuel Díaz Ron, empresario y político asturiano, fallecido el pasado jueves en París, ciudad de la que fue vicealcalde y donde vivía, era masón y también católico, según declaró ayer a La Nueva Espana José Manuel Otero Novas, abogado y ex ministro. Otro de sus amigos, el abogado y eurodiputado Antonio Masip, considera, a su vez, que era creyente. ¿Cabe hablar de contradicción?
La masonería regular, a la que pertenecía Díaz Ron, es teísta y para iniciarse se exige creer en Dios, al que genéricamente se denomina Gran Arquitecto. Las tenidas están presididas siempre por una Biblia abierta. De todos modos, la Iglesia católica continúa condenándola.
Otero Novas ya lo había adelantado en un escrito in memóriam publicado el día anterior en estas páginas. Ayer asintió: "cuando lo conocí hablamos de la masonería y, entre otras cosas, me dijo que era católico. Y me dijo lo mismo, que era católico, hasta tres veces". Más aún "todos los veranos Manuel organizaba en su pueblo, en Millau, una misa, y además en latín, a la que invitaba a sus amigos de París. Y como también me dijo, pagó los arreglos de la Iglesia".
Otero matiza y precisa a la hora de hablar de contradicciones entre la masonería y el catolicismo. Como afirma, las grandes logias son teístas. De todos modos considera que la masonería cae en el relativismo precisamente para evitar fuertes pugnas internas. ¿Vivía Ron una contradicción entre su condición de masón y sus creencias católicas? "No lo sé exactamente", dice Otero Novas.
In La Nueva Espana